La soledad importa. Para algunas personas, incluso, es el aire que respiran



No hace mucho me detuve a pensar en un tema un tanto particular, del que puede sacar un puñado de reflexiones. 

La soledad importa. Para algunas personas, incluso, es el aire que respiran

¿Alguna vez te han dicho aburrido por elegir quedarte en casa el sábado por la noche en vez de salir de fiesta? 

¿Te llena de satisfacción pasar un día en soledad y dedicarlo a lo que te más te apasiona, aunque te tilden de amargado?

El mundo contemporáneo vive en una desconexión constante con el presente: mientras niega cada una de las problemáticas que acechan al mundo con cada acción, concibe a la soledad como un terrible designio que requiere de la distracción de amigos y conocidos para evitar pensar en todo aquello que atañe al mundo en la realidad.

Las personas somos seres sociales, pero tras pasarnos el día rodeados de gente, de reunión en reunión, atentos a las redes sociales y al móvil, hiperactivos e hiperconectados, la soledad ofrece un espacio de reposo sanador.

Las conclusiones más sorprendentes con la que me he encontrado al leer algunos estudios que se han realizado sobre éste tema han sido las siguientes:

ü  La soledad resulta básica para la creatividad, la innovación y el buen liderazgo en realidad la persona que busca tiempo de soledad tiene una comprensión más completa del mundo y vive más plenamente que los demás.

ü  Otra conclusión de éste tipo de estudios es: Las personas solitarias se conocen mejor que nadie, porque a pesar de que sólo muestran quiénes son realmente con aquellos que se han ganado su confianza, escuchan a su voz interior y son capaces de reconocer un cambio significativo de un estado de ánimo a otro, mientras que adquieren experiencias que forjan sus decisiones a futuro. Al mismo tiempo, quienes denotan mayor inteligencia suelen estar conscientes de que son seres humanos en aprendizaje constante y no les importa lo que el resto piense sobre ellos.

ü  Los momentos junto a otras personas se disfrutan plenamente, pero siempre es necesario un respiro para retomar tu independencia y recordar, sin importar si están dentro de una relación, que sólo requieren de ellos mismos para ser felices y nadie (por más amor que prometa), será capaz de llenar vacíos propios si no lo hacen ellos mismos.

ü  Aquellos que afrontan las dificultades de una mejor manera y con mayor temple, suelen ser más inteligentes que las personas que evitan actuar y dejan que los problemas tomen las decisiones que ellos evitan. Este nivel de inteligencia emocional se asocia con la soledad y demuestra que quienes pasan más tiempo a solas, están dotados de una capacidad cognitiva y de comprensión mayor para plantear soluciones por sí solos por encima de quienes piden ayuda sin consultarse a sí mismos.

ü  Estas personas encuentran un cierto placer en cada momento de la vida, incluso en la tristeza. Saben que la felicidad no es parte de un estado permanente, sino un sentimiento que se construye a diario que sin la amargura, no sería posible disfrutar ni valorar. 


He encontrado algunas razones de grandes psicólogos, filósofos y escritores donde explican qué es su soledad:

“Solo cuando estoy sola me siento completamente libre. Me reencuentro conmigo misma y eso me resulta agradable y reparador. Es cierto que, por inercia, cuanto menos solo estás, más te cuesta estarlo. No obstante, en una sociedad que te obliga a estar enormemente pendiente del afuera, los espacios de soledad representan la única posibilidad de contactar otra vez con uno mismo. Es un movimiento de contracción necesario para recuperar el equilibrio”, asegura la psicóloga Mireia Darder, autora del libro Nacidas para el placer (Ed. Rigden).

También el gran filósofo, Byung-Chul Han, autor de La sociedad del cansancio (Ed. Herder), abandera la necesidad de recuperar nuestra capacidad contemplativa para compensar nuestra hiperactividad destructora. Según este autor, solo tolerando el aburrimiento y el vacío seremos capaces de desarrollar algo nuevo y de desintoxicarnos de un mundo lleno de estímulos y de sobrecarga informativa. Byung-Chul Han tiene muy presente las palabras de Catón: “Nos olvidamos de que nunca está nadie más activo que cuando no hace nada, nunca está menos solo que cuando está consigo mismo”.

“Para mí la soledad representa la ocasión de revisar nuestra gestión, de proyectar el futuro y evaluar la calidad de los vínculos que hemos construido. Es un espacio para llevar a cabo una auditoría existencial e indagar qué es esencial para nosotros más allá de las exigencias del entorno social”, asegura el filósofo Francesc Torralba, autor de El arte de estar solo (Ed. Milenio) y director de la cátedra Ethos de la Universidad Ramon Llull. En soledad dejamos ese espacio en blanco para escuchar sin interferencias lo que sentimos y necesitamos. “La soledad nos da miedo porque con ella caen todas las máscaras. Estamos viviendo siempre de cara a la galería en busca de reconocimiento, pero raramente nos tomamos tiempo para mirar hacia dentro”, dice Torralba.

En nuestra sociedad, la inactividad —que surge a menudo de la soledad— se teme y despierta la culpa. Nos han preparado para la acción y para realizar muchas cosas al mismo tiempo, pero es cuando estamos solos cuando podemos reflexionar sobre lo que hacemos y cómo lo hacemos.

El escritor Irvin Yalom, catedrático de Psiquiatría en la Universidad de Stanford, confesaba que desde que tenía conciencia se había sentido “asustado por los espacios vacíos” de su yo interior. “Y mi soledad no tiene nada que ver con la presencia o ausencia de otras personas. De hecho detesto a los que me privan de la soledad y, además, no me hacen compañía”. Algo que, según Francesc Torralba, es muy frecuente: “Aunque estemos rodeados de gente y de formas de comunicación existe un alto grado de aislamiento. No hay peor sensación de soledad que aquella que se experimenta al estar en pareja o con gente”.

Como indica el psicólogo Javier Urra, con la soledad recuperamos “el gusto por el silencio y por el dominio del tiempo”.

Y después de leer sobre La soledad y escuchar a autores hablando sobre soledad que llegado a mis coclusiones:

v  No requieres de nadie para ser feliz
v  En soledad visualizas mejor los problemas
v  Descubres el equilibrio de la vida
v  Alimentas tu creatividad
v  Están en sinfonía con sus pensamientos
v  Aprendes de uno mismo


En gran parte hablo de mi a lo largo del escrito, aunque aun no se si terminé siendo reflexivo gracias a mi soledad o termine en mi soledad gracias a las interminables, inquietantes y hermosas vueltas que puede darle mi mente a cualquier tema, a desmesurarlo por completo para volver a armarlo hasta dejarlo intacto, encontrándole así todo el significado y explicación posible. 

Lola Hervás Molina 04/03/2.017





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