El gran valor del tiempo


Manos de Jesús Marchal, Mª Carmen (su mujer ) y yo











Gracias a que estamos en la época veraniega, puedes dedicar más tiempo a aquello o aquellos a los que consideras muy importantes en tu vida. 






Esta máxima siempre la he procurado hacer, ya que, durante las otras épocas del año, el tiempo con el que dispongo para las cosas importantes es muy limitado.

Intento compensar ésta limitación para que al final del año pueda tener la sensación de tener la balanza equilibrada y pensar que he dedicado tiempo a lo más importante en mi vida.

Tenemos la mala costumbre de no valorar el tiempo que los demás nos dedican. 

Una conversación, un abrazo, una sonrisa, un cómo te encuentras, un “lo hago porque sé que te gustaría” o simplemente un gesto de acompañamiento. 

Mi tiempo dedicado a mis amigos, más "AMIGOS", se vuelve importante cuando por ejemplo, gracias a ellos, el día puede comenzar con una sonrisa porque sus buenos días estaban cargados de alegría o nos dan ese empujón que necesitábamos en una conversación con ellos, o simplemente compartir una afición o una tarde juntos viendo una película que nos guste y disfrutar del rato agradable juntos.

Pienso que la grandeza de las personas está en esos detalles de pequeño tamaño, pero de grandes efectos y afectos.


Valoro mucho los segundos, minutos u horas (depende de lo locuaz que esté...) de escucha, apoyo y aprecio que los demás me dedican porque me ofrecen parte de su vida. Ellos saben que compartir su tiempo es regalarme su vida.

Cuentan que un viajero cruzando el desierto vio a un árabe pensativo sentado al pie de una palmera, junto a sus camellos cargados. El viajero supuso que era un mercader de objetos de valor y que se dirigía a vender sus joyas, perfumes y tapices a alguna ciudad vecina.
Como llevaba demasiado tiempo sin hablar con alguien, se acercó al mercader pensativo y le dijo:
-Buen amigo, ¡salud! pareces muy preocupado. ¿Puedo ayudarte en algo?
-¡Ay! -respondió el mercader– Me encuentro muy afligido porque acabo de perder la joya más valiosa de todas…
-Bueno, la perdida de una joya seguro que no es gran cosa para ti. Llevas gran cantidad de ellas en tus camellos y seguro que no te costará reponerla.
-¿Reponerla? -exclamó el mercader- ¡Si fuera tan sencillo! No conoces el valor de mi pérdida…
-¿Cuál es la joya que has perdido? – preguntó el viajero.
-Una joya como ninguna otra, que no volverá hacerse jamás. Se encontraba tallada en un pedazo de piedra de la vida y realizada en el taller del tiempo. Sus adornos eran veinticuatro piezas brillantes, agrupados a su alrededor sesenta más pequeños… Es imposible que se llegue a reproducir otra joya con similares características.
-Debía ser preciosa, sí – expresó el viajero – Pero, con mucho dinero ¿no podrías hacerte otra igual?
La joya perdida era un día… Y un día que se pierde, no vuelve a encontrarse...”
Tras este cuento, ¿qué es un día para ti? ¿qué significa tu tiempo? Un minuto es suficiente para dejar una huella imborrable en el corazón de otra persona, elegir lo que quieres hacer o disfrutar de lo que acontece. Lo importante es ser consciente del momento presente y aprovecharlo con las personas que deseas y de la manera que gustes, sabiendo valorar también la dedicación hacia ti de los otros.

Mientras que el dinero aunque se pierda puede recuperarse, el tiempo perdido no vuelve. No desperdicies ni gastes el tiempo en lamentarte por no haberlo sabido aprovechar en su momento. A partir de ahora, aprovéchalo y valorarlo como unos de bienes más preciados que existe.


Y con ésto, sólo una reflexión para quien llegue al final de la lectura de éstas líneas:

Hay para quien el tiempo de los demás pasa desapercibido, quien lo valora como si fuera un tesoro y quien lo exige al otro, como si fuera suyo.

Cada uno de nosotros es libre de a quién y cómo dedicar su tiempo. 

DEDICADO CON TODO MI CARIÑO A JESÚS MARCHAL ESCALONA Y SU MUJER Mª CARMEN. Amigos por siempre , os quiero .

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